El diseño es el proceso de configuración mental preliminar, o «prefiguración», que precede a la búsqueda de soluciones para que un producto resulte útil y atractivo. Se aplica habitualmente en el contexto de la industria, ingeniería, arquitectura, comunicación, marketing y otras disciplinas que requieren creatividad.

El proceso de diseñar, suele implicar las siguientes fases, que se van haciendo uno tras otro, y a veces continuamente. Algunos teóricos del diseño no ven una jerarquización tan clara, ya que estos actos aparecen una y otra vez en el proceso de diseño:

Observar y analizar

Observar y analizar el medio en el cual se desenvuelve el ser humano, descubriendo alguna necesidad. Para esto a menudo se utilizan preguntas como: qué, cómo, por qué, para quién, dónde y cuándo, las que facilitan y esclarecen el proceso de diseño.

Evaluar

Evaluar, mediante la organización y prioridad de las necesidades identificadas.

Planear y proyectar

Planear y proyectar, proponiendo un modo de solucionar esta necesidad, por medio de planos y maquetas, tratando de descubrir la posibilidad y viabilidad de la(s) solución(es).

Ver, construir y ejecutar

Ver, construir y ejecutar, llevando a la vida real la idea inicial, por medio de materiales y procesos productivos.

El diseño de todo objeto involucra diversas dimensiones que van más allá del aspecto, la forma y el color: durante el proceso se deben tener en cuenta, además, la funcionalidad para cumplir su cometido; la operatividad, o accesibilidad operativa; la efectividad, entendida como la suma de eficiencia y eficacia; la innovación que aporta su desarrollo; y la vida útil prevista como parte de un proceso circular